Los proyectos llave en mano Los llave en mano son un tipo de contrato que, efectivamente como dice el término que les da nombre, establecen una relación servicio-cliente, en la cual éste último se limita a recibir su edificio final terminado sin tener que haberse preocupado de todo el proceso que conlleva un proyecto de edificación. Contratar un servicio llave en mano significa que el promotor asigna el diseño y ejecución de su edificio a la empresa contratista que se ocupa de: Contratar al equipo de diseño: arquitectos e ingenieros. Redactar el proyecto del edificio. Tramitar todas las licencias necesarias. Ejecutar las obras contratando al personal necesario. Entregar el edificio terminado en la fecha pactada. El contratista asume el control total del proyecto y se ocupa de todos los trámites y la organización de equipos para simplemente entregar el edificio terminado al promotor, liberándose éste de la mayoría de las tareas. El llave en mano es muy adecuado si el promotor no conoce el sector o no tiene tiempo para ocuparse de todas las tareas (a veces muy arduas y desesperantes) asociadas al proyecto, como la solicitud y concesión de licencia, buscar a los equipos de diseño y ejecución, etc. Ante todo lo que se busca es una simplificación de las contrataciones, al estar todo bajo la gestión centralizada del contratista. Pero esto no significa que el cliente no tome decisiones, el promotor no da carta blanca al contratista. ¿Cómo lo consigue? Aprobando unos costes totales inamovibles al principio del compromiso contractual, en el que se fijan las bases de la relación así como los tiempos de las fases y entrega del edificio terminado. Las cláusulas de estos contratos son, por tanto, bastante específicas y definidas. Ventajas Aunque el proyecto llave en mano supone un margen de gasto algo mayor para el promotor, tiene la posibilidad de: Estar cómodo y aliviado al confiar en la empresa constructora todo el peso del proyecto, sin necesidad mayor que pagar las cuotas. Anticipar la previsión de gastos. El sabe lo que va a costar el edificio ya desde la firma del contrato, sin contar con sobrecostes ni imprevistos. Saber cuándo va a tener listo su edificio, puede planificar con tiempo la mudanza. Despreocuparse de la contratación del arquitecto y demás técnicos. Si hay algún problema, todo queda centralizado en el contratista. De esta forma, el cliente no pierde el tiempo intentando resolver con diferentes personas las cuestiones a resolver. Reducir los riesgos económicos. Ejemplos de llave en mano Aunque a menudo pensamos en grande con los contratos llave en mano, lo cierto es que existe un gran número de empresas constructoras que ofrecen este servicio a autopromotores de viviendas. Para los clientes es muy cómodo el estar solamente pendientes del proyecto en cuanto al número de dormitorios que quiere y sin tener que hacer grandes gestiones como pedir licencias de derribo, retirada de árboles y obra, por ejemplo. Otro caso típico de llave en mano son los edificios con cierto grado de industrialización, tanto en el área industrial como la comercial. Las grandes multinacionales comerciales quieren soluciones adhoc sin mayores preocupaciones y con gran rentabilidad del proyecto, y la construcción industrializada tiene muchas ventajas en este aspecto.